Danza de Espadas de Leiza (fotografía: blog El Irrintzi). |
LAS DANZAS GUERRERAS
Y SACRAMENTALES
Por Manuel Fernández Espinosa
Cuenta Livio:
"Otros dicen que Aníbal hizo elevar una pira a la entrada de su campamento; que el ejército desfiló en formación; que los hispanos ejecutaron sus danzas típicas con los acostumbrados movimientos de armas y de cuerpos".
Cuenta Apiano:
"El cadáver de Viriato, magníficamente vestido, fue quemado en una altísima pira; se inmolaron víctimas, mientras que los soldados, tanto la infantería como la caballería, desfilaban formados alrededor, con sus armas, y cantando sus glorias al modo bárbaro y no se apartaron de allí hasta que el fuego fue extinguido. Terminado el funeral, celebraron combates singulares sobre su túmulo".
El rito de los celtíberos era la cremación del cadáver; la inmolación de víctimas; cantos que glorificaban la vida del guerrero difunto y combates sobre el túmulo. En las fuentes más antiguas -sobre todo romanos- hay copia de datos que documentan las danzas guerreras de los hispanos. Estas danzas permanecen todavía en los pueblos que todavía conservan sus "Danzas de la Espada". Esos pueblos ibéricos que han conservado celosamente sus tradiciones, como el vasco, todavía ejecutan su "espata dantza" en las ricas coreografías tradicionales que varían de localidad a localidad. Guillermo de Humboldt reparó en estas danzas, cuando estuvo en Durango, allá por 1801, y pudo describirlas, concluyendo: "Probablemente esta danza muy antigua fue en otro tiempo una danza de broqueles y correspondía como escuta dantza a la espata dantza. Más tarde se ha desnaturalizado en danza eclesiástica, que sólo danzan hoy muchachos, que tienen un traje a propósito con cascabeles, y sólo para el Corpus" ("Diario del viaje vasco", 1801, traducida por la "Revista Internacional de Estudios Vascos", t. XIV, año 1923).
No escapó a la perspicacia del polígrafo alemán el percatarse de que la danza que contemplaba en 1801 provenía de muy arcaicas danzas comunitarias. Y el apunte que hace a la "danza eclesiástica" (con muchachos que para el caso llevan traje a propósito, con cascabeles y para el Corpus) nos insinúa que hemos de relacionar las "Danzas de Espadas" con la tradición, todavía existente en Sevilla, de los Seises.
Los Seises de Sevilla |
Es una común opinión la que afirma que los Seises hispalenses tiene su principio en el coro de mozos que Fernando III el Santo fundó para la catedral de Sevilla; estos infantillos bailaban ante el Santísimo Sacramento en la primera procesión del Corpus de Sevilla; iban vestidos de pastorcicos y peregrinos, hasta que con el tiempo mudaron sus indumentas para vestirse con borceguíes, gregüescos y manto, con sombrero y tañendo las castañuelas de marfil. Pero no sólo en Sevilla hubo "Seises", también en Valencia se organizó Danza Sacramental a cargo de infantillos en el Real Colegio e Iglesia de Corpus Christi, fundado por el arzobispo San Juan de Ribera. De vez en cuando hubo oposición de la clerecía a estos bailes que la pía escrupulosidad reputaban como falta de respeto, pero en Sevilla, las quejas de algunos eclesiásticos no tuvieron el éxito que sí tuvieron en Valencia y otras partes. Trasladar las danzas guerreras que pervivían ante el Santísimo Sacramento era la mejor forma que un pueblo catolicísimo, de un catolicismo militante y nunca pacifista, tenía para expresar la mayor de las adoraciones a Cristo Eucaristía, tal y como sus ancestros hacían ante los túmulos de sus Héroes eternos, como Viriato.
Las danzas de espadas están extendidas por toda la Península Ibérica, también existen fuera de nuestras fronteras, por lo que no es una característica ibérica en exclusividad; sin embargo, donde mejor se han conservado estas bellas danzas es en los pueblos más refractarios a deshacerse de sus tradiciones y costumbres. D. Julio Caro Baroja ha estudiado las danzas vascongadas y ha llegado a clasificarlas, dando idea de su diversidad, en "Mutil-dantza" (Danza de Mozos), el "Mutxiko", la "Sokadantza", la "Ezpata dantza" guipuzcoana, la "Ezpata dantza" vizcaína, la "Pordon-dantza" (danza de bordones), la "Brokel dantza" (danza de broqueles), la "Makil dantza" (danza de paloteados)... etcétera. Caro Baroja también apuntaba las coincidencias de algunas danzas vasconas con las gallegas y las catalanas, pero también podrían hallarse estas semejanzas con las "Danzas de Espadas" andaluzas, como la de Puebla de Guzmán, provincia de Huelva (estudiadas por Ángel Acuña y Francisco Javier Santamaría, entre otros).
Nuestras Danzas de Espadas son un testimonio indeleble de nuestras venerables y milenarias tradiciones ancestrales. Hemos de resistirnos a perderlas en este mundo cada día más uniforme y feísimo que implanta sus modas absurdas y destructivas sobre nuestros pueblos. Incluso habría que restaurarlas allí donde se han perdido; habría incluso si cabe implantarlas de nueva planta en los pueblos que por desidia y desgracia nunca las tuvieron.
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