domingo, 26 de julio de 2015

DE VASCONIA A ANDALUCÍA



Lauburu dextroverso en Jaén capital. Fotografía de José Quesada Martínez.



Por Antonio Moreno Ruiz
Historiador y escritor



Especialmente desde el régimen del 78, a los españoles, a través de sistemas educativos nefastos lanzados por políticos corruptos y psicopedagogos progres, se nos ha enseñado a odiar a nuestro país. Cada "comunidad autónoma" esboza un mito nacional contra la patria común; y así, el día de Santiago, ha pasado de ser el día del patrón de las Españas a ser el "día de Galicia"; como si en el Aljarafe sevillano no fuera tan celebrado el 25 de julio como en Compostela. Desde el sistema, se han buscado "hechos diferenciales" la gran mayoría de las veces inventados y propagados artificialmente, no sin la ayuda del estado. Sencillamente demencial, prácticamente imposible de entender. Pero así son las tristes cosas.

Y digo yo que cuál es el país que no tiene diferencias regionales...

Pero bueno, volviéndonos a nuestra España, la verdad es que si bien tenemos diferencias (en absoluto las negamos), también tenemos muchas evidencias que nos unen. Como bien dice el profesor Manuel Fernández Espinosa, natural de Torredonjimeno, esto es, la cuna de aquel General Gómez que se recorrió con sus voluntarios carlistas la Península de Norte a Sur burlando al ejército liberal; por toda nuestra Piel de Toro (e islas adyacentes) encontramos fenómenos culturales que nos aseveran una comunidad de origen muy clara y emocionante. Su estudio sobre los  LOS LAUBURUS EN EL REINO DE JAÉN señala cómo esta esvástica de corte "céltico" viajó al alimón de la Reconquista; y concretamente, en su tierra jiennense, lo vasco y lo castellano fueron de una relevancia considerable.

Las luchas frente a la invasión musulmana supusieron una interacción peninsular como probablemente no se había dado antes. La resistencia de Covadonga, como decía D. Claudio Sánchez-Albornoz, fue la salvaguarda del Viejo Continente. Gracias a D. Pelayo, diferentes núcleos del norte de España pudieron reorganizarse, y con el tiempo, muchos cristianos que quedaron bajo el dominio musulmán (los mozárabes), pudieron ir a repoblar los incipientes reinos del norte. En Galicia, Asturias y León, es notoria la presencia de mozárabes del centro y el sur peninsular que ayudaron con su laboriosa presencia a asegurar el dominio cristiano. Al oriente, las tierras de Navarra y la incipiente Castilla no se quedarían atrás. Hasta los siglos IX y X, así fue la tónica, que a partir del X, y en especial del XIII, luego de la gloriosa victoria de Las Navas de Tolosa, la repoblación se realizaría de norte a sur. Si bien en la zona de Jaén, el elemento vasco es muy visible, en la Andalucía occidental, por un lado, la presencia de castellanos, y por otra, de gentes del noroeste (gallegos, asturianos, leoneses), fue notable en las zonas rurales, siendo que los ámbitos urbanos de Sevilla y Cádiz, zonas portuarias y comerciales (capitalidad cultural y económica de las Españas desde finales del XV hasta el XVIII), recibieron mayor heterogeneidad de gentes. En Sevilla sus calles nos hablan: (Muro de los) Navarros, Catalanes, Francos, Alemanes, Placentines (de Piacenza)... En Cádiz, hubo cofradías de genoveses y llegó a haber una de armenios en el siglo XVII.

Claro que hablamos en líneas generales. Podríamos matizar mucho más. Con todo, volviendo a nuestro profesor Fernández Espinosa, es de notar la presencia de la flauta y el tamboril por todo nuestro ibérico solar. Por ejemplo, en Vasconia apreciamos el txistu:



Y principalmente en Huelva y Sevilla, la flauta rociera:




El caso de la flauta rociera se atribuye más a la herencia leonesa. Sin embargo, no deja de ser un folclor latente; tan latente como todas las danzas de las espadas que son visibles desde Vasconia a Andalucía. Podemos verla en San Sebastián: 


O en Huelva: En La Puebla de Guzmán, así como en San Bartolomé de la Torre, Alosno, etc.  



Otrosí, desde Vasconia a Andalucía hay instrumentos que destilan atavismo. Muchas veces son llamados "gaitas". En verdad es todo un trabajo de artesanía musical sobre un cuerno, que puede ser de diversos animales. En cualquier caso, las reminiscencias pastoriles y hasta bélicas son evidentes. En Vasconia:



En la sierra de Grazalema (Cádiz)




Así las cosas, como corolario, podemos decir lo siguiente: Sobre el nombre "Andalucía", que en verdad siempre fue geográfico/cultural y nunca "político" (¡al igual que Vasconia o Euskalerría!), hay varias hipótesis: Algunos islamófilos dicen que hace una vaga referencia al Atlántico. Hay una hipótesis visigoda, que derivaría de "Landahlauts", esto es, "tierras de sorteo". Comúnmente, se admite que viene de los vándalos, los cuales dominaron el sur de Hispania durante dos décadas antes de establecerse en el norte de África: De vándalos, "Vándalus-land", "Vandalia", "Vandalucía". Empero, Miguel de Unamuno aportaba una hipótesis vascuence: "Landaluzía", que de hecho en la lengua más antigua de España significa "tierra ancha". Ahí queda eso. 


El caso es que desde Vasconia a Andalucía, hay evidencias patrias demasiado fuertes. Por encima de los politicuchos, siempre se erigirá el espíritu que moldea la tradición. 

martes, 21 de julio de 2015

LA CULTURA DE LAS MÁSCARAS

Carnaval de Bielsa, fotografía de periodistadigital

EL DOMINIO MASCULINO EN LAS ANCESTRALES SOCIEDADES MATRIARCALES


Manuel Fernández Espinosa



Debemos al antropólogo alemán Fritz Graebner (1877-1934) el concepto de "Maskenkultur" (Cultura de las máscaras), aunque no fue el único que estudió este apasionante asunto que podemos hallar en las sociedades primitivas de todos los continentes.
 
Para Graebner, existía un número limitado de "círculos de cultura" (Kulturkreis) a partir de los cuales se desarrollaban todas las demás por difusión o transfusión de elementos. Para Graebner, las culturas patrilineales y matrilineales eran dos formas independientes que coexistían y no tenían por qué secuenciarse. Las culturas agrícolas y matriarcales se relacionan con el animismo, el culto de los muertos y los mitos lunares. En estas sociedades primitivas y, como válvula de escape para los varones, se encuentran las sociedades secretas masculinas que empleaban máscaras terroríficas y danzas con el propósito de controlar la sociedad aterrorizando a las mujeres y a los no-iniciados. La antropología anterior a Graebner había reparado en la existencia de este tipo de asociaciones masculinas, perfectamente jerarquizadas por el empleo de sombreros o máscaras diferentes: para entrar en estas asociaciones que realizaban sus encuentros lejos de los ojos profanos, se exigía ser varón y ser iniciado con los ritos propios de la organización. Periódicamente, como exhibición de poder, realizaban "ritos de destrucción" para que no cupiera duda alguna de quiénes ejercían el dominio sobre la totalidad de la sociedad en cuestión.
 
Aunque su sentido haya cambiado en el curso de miles de años me parece que lo más acertado sería entender este fenómeno estudiado por Graebner como el origen de las muchas y variadas mascaradas que por todo lo ancho y largo de la Península Ibérica podemos encontrar: desde las portuguesas de Tras-Os-Montes a las de Zamora, Aragón, Euskalherría, Navarra, Cataluña... Estudiadas por Julio Caro Baroja en su libro "El Carnaval". Se han podido añadir en el curso del tiempo nuevos planos de significado religioso (Cuaresma, Carnestolendas), pero en el fondo de los Carnavales y Mascaradas más arcaicas cabe descubrir estos primitivos mecanismos de poder.
 
Como afirma José Luis Cardero: "La máscara es una falsa cabeza tras la que, en ocasiones, se ocultan enviados del más allá. Instrumento para los que desean imponer otras realidades".
 
 
Fritz Graebner en su despacho
 

viernes, 17 de julio de 2015

LA MÍSTICA DE LA SANGRE

La Sanguinaria Condesa Bathory


 
LA SANGRE Y LA VIDA

 
En su cumpleaños, a mi amigo
el Doctor Hermenegildo Pérez Galicia. 


 
Manuel Fernández Espinosa
 

 
Desde los más remotos tiempos subyace un misterio religioso en la sangre. Son tantas las culturas antiguas que han ofrendado en sus sacrificios la sangre (humana o animal) que podríamos decir que el sacrificio con derramamiento de sangre es universal.
 
En el Canto XI de la "Odisea", Homero nos pinta a Ulises cumpliendo las indicaciones de Circe, sacrificando en el lugar por ella indicado unas reses con el propósito de invocar de entre los muertos a Tiresias. Parte principal del ritual consistía en defender la sangre vertida de las víctimas sacrificiales, para que no la bebieran otros muertos, llamados por ella:
 
"me quedé conteniendo a los muertos, cabezas sin brío,
sin dejarles llegar a la sangre hasta hablar con Tiresias".
 
Ulises no permitirá ni que su misma madre difunta se llegue a la sangre que él defiende para que la beba Tiresias:
 
"Mas entonces el alma llegó de mi madre difunta,
de Anticlea, que engendrara el magnánimo Autólico. Viva
la dejé en mi mansión al salir para Troya sagrada;
brotó el llanto en mis ojos al verla, inundóseme el pecho
de dolor; mas con toda mi pena impedíle, asimismo,
a la sangre llegar mientras yo no escuchase a Tiresias"
 
Las almas de los difuntos que comparecen ante Ulises están sedientas del plasma.
 
En el Antiguo Testamento se dice: 
 
"Todo hombre de la casa de Israel, o de los extranjeros que habitan en medio de ellos, que coma sangre de un animal cualquiera, yo me volveré contra el que come sangre y le borraré de en medio de su pueblo, porque la vida de la carne es la sangre, y yo os he mandado ponerla sobre el altar para expiación de vuestras almas, y la sangre expía en lugar de la vida" (Levítico 17.)
 
Una interpretación literal de este pasaje ha llevado a los Testigos de Jehová, por ejemplo, a ser enconados recusantes a las transfusiones de sangre.
 
En la literatura clásica, tanto griega como romana, abundan las referencias a personajes siniestros que beben sangre, como las brujas de Tesalia que escribían sobre un espejo sus oráculos con sangre humana.
 
La condesa Erzsébet Báthory (1560-1614) en su castillo de Cachtice practicaría "magia roja", consistente en el asesinato ritual de muchachas jóvenes, cuya sangre se aprovechaba para el presunto rejuvenecimiento de la Báthory. El vampiro (criatura maléfica, según las culturas demonio o muerto que recobra la vida y se alimenta de sangre) incide en el mismo mito de la mística de la sangre y la vida.
 
Una de las doctrinas más atávicas del filósofo tradicionalista Joseph de Maistre (1753-1821) es justamente la expiación de los pecados por la sangre de los inocentes, lo cual nos remite a las más remotas creencias sobre el sacrificio.
 
Pero, incluso en pleno apogeo de la ciencia, el mito de la mística de la sangre seguiría en pie.
 
El patólogo austriaco Karl Landsteiner (1868-1943) descubriría los grupos sanguíneos, tipificándolos, por lo que recibiría el Premio Nobel de Medicina. En 1914, el doctor argentino de origen vasco Ernesto V. Merlo Mozotegui llevaría a cabo con éxito la primera transfusión de sangre en la Clínica Médica de la Universidad de Buenos Aires. El filósofo revolucionario soviético Aleksander Bogdánov (1873-1928) exploraba la posibilidad de adquirir la inmortalidad mediante la transfusión sanguínea. Bogdánov expone su teoría, por boca de un extraterrestre, en su novela de ciencia-ficción "Estrella roja":
 
"Los organismos unicelulares, una vez que su capacidad vital ha bajado hasta un nivel particular, se unen con otro organismo, y es solo de esta forma que mantienen su capacidad para reproducirse: lo que llamamos la inmortalidad del proto-plasma (...) Por último, ya conocen el uso de las transfusiones de sangre para pasar de un organismo varios elementos vitales, con el propósito, por ejemplo, de superar alguna enfermedad. Nosotros [se entiende que los alienígenas de la novela] vamos más allá, y llevamos a cabo la transfusión de sangre entre dos sujetos humanos, cada uno de los cuales puede transmitirle al otro una gran cantidad de capacidad vital. Esta simple y simultánea transfusión de sangre de una persona a otra y viceversa se lleva a cabo por la conexión entre sus sistemas circulatorios. Si se observan las condiciones apropiadas, no conlleva peligro alguno. Simplemente, la sangre de una persona continúa viviendo en el cuerpo de la otra, causando una profunda renovación de todos los tejidos de su cuerpo".
 
Con el propósito de lograr demostrar esta teoría para alcanzar la inmortalidad, la eterna juventud o, como mínimo, el rejuvenecimiento, Bogdánov inició sus experimentos de transfusión sanguínea en 1924, fundando el Instituto de Hematología, muriendo en 1928 a consecuencia de seguir la experimentación consigo mismo, practicándose una transfusión de sangre de un donante enfermo.


 
El Misterio de los Misterios es para el cristiano la pasión, crucifixión y muerte cruentas de Jesucristo, con su resurrección a los tres días de estar su cuerpo en el sepulcro. La pasión, crucifixión y muerte de Cristo en el Monte Calvario se repite de modo real, aunque incruento, en toda Santa Misa, en la misma los fieles que comulgan, se comulgan con el Cuerpo y la Sangre (especie reservada por lo común al sacerdote oficiante) del mismo Dios humanado. 
 
La sangre es la vida -sigue siéndolo y lo será por siempre: el cristianismo confirma la antiquísima creencia. Pero, a diferencia de otros cultos sanguinarios, el cristianismo incorpora la evangélica novedad de que es el mismo Dios el que, sacrificándose a sí mismo, expía como víctima nuestros pecados y vierte su sangre "por muchos" (no "por todos") para darnos la vida. Es una muy importante singularidad que aporta el cristianismo y obliterarla, como se hace en los últimos tiempos, para hablar de almíbares y solidaridades sentimentalistas, es una ofensa a Dios y constituye una enorme pérdida que se hará sentir. Cuando el cristiano subestima el sacrificio de Cristo enfatizando otras dimensiones de la Misa (como el banquete asambleario, que dicen por ahí los modernos), el cristianismo languidece y, con el eclipse del cristianismo, se multiplicarán los sacrificios sangrientos de víctimas humanas que nunca han dejado de pervivir, pero que fueron mitigados por el benéfico influjo del cristianismo.
 
Pues en la sangre está la vida.


martes, 14 de julio de 2015

EL EJÉRCITO FANTASMA Y LA POSADA DE LAS ALMAS EN PENA



DOS MITOLOGEMAS PERSISTENTES


Manuel Fernández Espinosa
 
 
EL EJÉRCITO FANTASMAGÓRICO
 
Los dos mitologemas supérstites que vamos a comentar hoy no parecen, a primera vista, peninsulares. Sin embargo, uno de ellos podemos encontrarlo en una tradición soriana que cristalizó, de la mano de Gustavo Adolfo Bécquer, en la literatura romántica del siglo XIX como tendremos ocasión de comentar y, una de las refluencias más recientes la encontraríamos en la literatura inglesa, de la mano de J. R. R. Tolkien. Nos referimos al mito nórdico del "Einherjer". El "Einherjer" vendría a ser un ejército de ultratumba. Etimológicamente "Einherjer" parece significar "aquellos que ahora están en un solo ejército", refiriéndose con ello a los guerreros caídos en batalla. Según la creencia germánica, los guererros valerosos muertos con las armas en la mano pasaban a formar fantasmagóricamente un ejército, el ejército de Odín, que se enfrentaría en el Rägnarok contra las fuerzas del mal. Podrían ser los mismos que forman el Wōđinaz (la cacería salvaje) que, como tuvimos ocasión de señalar, se vincula a lo que en, en versión cristiana, sería la "Santa Compaña" gallega, presente no sólo en Galicia, sino en otras regiones españolas (véase nuestro artículo en este mismo blog: "La Santa Compaña: un mito gallego y sus variaciones en España y Europa")
 
No tanto como "Santa Compaña", sino a manera de versión indígena del "Einherjer" en España tenemos una de las leyendas de Gustavo Adolfo Bécquer titulada "El Monte de las Ánimas" (publicada en 1862) en que Bécquer logra uno de sus más espeluznantes relatos románticos, con la aparición de los ejércitos fantasmales de los templarios luchando contra los caballeros de Soria. Ya en el siglo XX, será Tolkien quien rescate el mito de los "Einherjer" cuando presenta, en "El Señor de los Anillos", a los "Muertos de El Sagrario", los no-vivos y no-muertos que por haber traicionado son llamados "Perjuros" y que están bajo la maldición de Isildur, reducidos espectralmente en las grutas de las Montañas Blancas, en la región de El Sagrario. Con sus variantes, ambas obras de ficción -la de Bécquer y la de Tolkien- nos remiten al "Einherjer".

El Hijo Pródigo, de El Bosco. Al fondo, la Nobiskrug.

 
LA NOBISKRUG (LA POSADA DE LAS ALMAS EN PENA)
 

La segunda de las "supersticiones" (no empleamos el vocablo en su acepción peyorativa, sino descriptiva) se ha mantenido en algunas partes de Alemania y no tenemos noticia de refluencias que nos refieran a ella que no sea su refluencia en el mundo de la música folk rock, a través de una canción en concreto, y posteriormente en el cine. Nos referimos a la extraña creencia de los "Nobiskrüge". Según Ernst Jünger: "Los Nobiskrüge" eran frecuentes en la zona del bajo alemán; documentados hay unos veinte. Eran posadas situadas fuera de las murallas de la ciudad. Delante de algunas estaba la barrera en la que se cobraban aduanas y se controlaban los pasaportes, en otras bebía y pasaba la noche gente vagabunda, por lo general de baja ralea. En las proximidades del Nobiskrug de Munster se levantaba el patíbulo con la horca, y allí el dueño de la posada también tenía que cerrar regularmente sus puertas." Eran, por lo tanto, posadas con determinadas características. Jünger sigue comentando que: "Se comprende que esos establecimientos dieran pábulo a la imaginación. Se decía que en el Nobiskrug se reunían las ánimas de los muertos y que comían y bebían la noche previa al juicio hasta que cantaba el gallo. La casa de la que huye el Hijo Pródigo del Bosco tiene que haber sido un Nobiskrug" ("Pasados los setenta (III). Diarios (1981-1985), Ernst Jünger, trad. de Carmen Gauger, Tusquets Editores).

Según las noticias que reunió Jünger sobre este asunto, parece que la creencia del "Nobiskrug" como una posada de almas en pena, aunque podemos suponer que creencia mucho más antigua (posiblemente medieval), fue una metáfora bastante empleada por Lutero y otros autores luteranos. Como muchos otros asuntos, considerados supersticiones, pareció olvidarse durante el siglo XVIII, pero la literatura romántica alemana lo recobró nuevamente, pudiéndose citar a Friedrich Wilhelm Weber (1881) o una balada de Börries Freiherr von Münchhausen (1911). El Nobiskrug (también llamado Nobishaus) vendría a ser, por lo tanto, una especie de posada y taberna ficticia, en la que las almas de los muertos recientes se reunían alrededor de un posadero siniestro, de características diabólicas. En suma: es un lugar de paso para el descenso a los infiernos.

Hemos dicho que este tema reaparece en una canción de la música country rock, nos referimos a "Hotel California" (1976) del grupo estadounidense Eagles. Fue el título de su quinto álbum, cuya canción homónima es tal vez la más famosa del grupo y bastante conceptual. La hemos tratado en un artículo nuestro (véase "Hotel California (El Infierno)", en Didaskalio Hispano), pero ante las noticias que nos aporta Ernst Jünger sobre el Nobiskrug no queríamos dejar de pasarlo; pues, aunque con todo lo dicho allí, creo que los Eagles podrían estar introduciendo el antiguo mito del "Nobiskrug" en su tema musical. En "Hotel California" (hotel/posada) también hay una figura siniestra, la del "Master" que, en el anterior artículo identificábamos con Charles Manson, pero que también podría ser el "tabernero de la Nobiskrug" identificado con el diablo. Otra refluencia del "Nobiskrug" que más arriba indicábamos que podemos hallar en la subcultura de masas podría ser la película "From Dusk Till Dawn" (traducida al español como "Abierto hasta el amanecer") donde también aparece un bar de carretera, llamado "Titty Twister". En la variante cinematográfica hay vampiros que nada tienen que ver con el mito original, aunque ponen la nota diabólica al lugar que, otra vez, viene a ser un siniestro lugar de paso.

En España lo que más se puede parecer a esto son antiguas posadas en las que, por su antigüedad, hay noticia de la presunta presencia de un fantasma, como la antigua Posada del Dragón en Madrid. Pero poco más. No obstante, el tema de la posada nos remite a aquel famoso pasaje de Santa Teresa de Ávila, cuando dice: "¿Qué será de la pobre alma que, acabada de salir de tales dolores y trabajos como son los de la muerte, cae luego en ellas [se refiere a las penas del infierno]? ¡Qué mal descanso le viene!; ¡qué despedazada irá al infierno!; ¡qué multitud de serpientes de diferentes maneras!; ¡qué temeroso lugar!; ¡qué desventurado hospedaje! Pues para una noche una mala posada se sufre mal, si es persona regalada (que son los que más deben de ir allá), pues posada de para siempre, para sin fin, ¿qué pensais sentirá aquella triste alma?" ("Camino de perfección").

Comprobamos que, no solo en la literatura religiosa y moralizante de Lutero, se fijó esta metáfora de la Nobiskrug, sino que también en la reforma católica española está presente en los textos piadosos y edificantes de Santa Teresa de Ávila.

miércoles, 8 de julio de 2015

LA TORTILLA ESPAÑOLA CON FAMA DE FRANCESA

 Custodia donada a la ciudad de Úbeda por Doña María de Molina, azafata de Doña María Teresa de Austria.
EL VOTO DE SILENCIO DE LA TORTILLA A LA CARTUJA:
notas culinarias
Manuel Fernández Espinosa
 
PASO 1:
SE ROMPE LA CÁSCARA,
SE BATE EL HUEVO
Y SE DERRAMA EN LA SARTÉN
...
Lo que en España conocemos como "tortilla francesa" es tortilla, pero no es francesa. Veamos.
Allá por el mes de junio de 1660 María Teresa de Austria casaba con Luis XIV de Francia, el Rey Sol. En el séquito de la Infanta de España que se iba a convertir en Reina consorte de Francia iba una señora de Úbeda, por nombre Doña María de Molina, en calidad de azafata y cuya recomendación, entre otras cualidades, era la de ser una excelente cocinera. Aquí se ve que María Teresa fue precavida y, a la forzosa mudanza de residencia, no quiso que se le añadiera -a la nostalgia por España- la atroz nostalgia culinaria. Esta misma Doña María de Molina donaría una preciosa Custodia a su ciudad natal.
PASO 2:
...Y DALE LA VUELTA (A LA TORTILLA "FRANCESA")
En la corte francesa cuando no estaban jodidos, es que estaban jodiendo. Todo eran murmuraciones, que de tan desvergonzadas incluso se plasmaron en folios. Así es como la muy criticona Mademoiselle de Montpensier dejó por escrito en sus memorias que la Reina María Teresa tenía la dentadura cariada y renegrida a no más poder y atribuía esta mala nota higiénico-estética al abuso que nuestra María Teresa hacía del chocolate. Mademoiselle de Montpensier critica esta especie de adicción al chocolate de su Reina y denigra también los pasteles de hojaldre que le eran servidos a María Teresa por su azafata doña María de Molina.
Más tarde el hojaldre, tan español, sería incorporado a la cocina francesa, atribuyéndolo a novedad introducida por el pintor Claudio Gelée el Lorenés, pero de eso nada, monada: en 1611 hay españoles que dan buena cuenta del hojaldre que se hacía en nuestras cocinas mucho antes de llegar ese pintor que se apropió del invento.
Con lo de la tortilla pasó tres cuartos de lo mismo que ocurriera con el hojaldre. Muchos remilgos de señorona versallesca, muchos visajes afectados, chismografía aristocrática, pero lo que en el día llamamos tortilla a la francesa no era otra cosa que lo que comíamos en España bajo el piadoso y cenobítico nombre de tortilla a la Cartuja.
Y va a ser que, por el voto de silencio de los cartujos -digo yo- será que a la postre (nunca mejor dicho), la receta de nuestra tortilla a la Cartuja se difundiría so la etiqueta de francesa... Por callárnoslas todas y verlas venir, como si nos la hubiesen descubierto (que viene a ser como enseñar a un padre a hacer hijos). Pero dejo aquí constancia -con esta nota anecdótica, histórica y culinaria- de la españolía de esa tortilla tan injustamente llamada "francesa".

sábado, 4 de julio de 2015

CASTRAPO

Por Antonio Moreno Ruiz
Historiador y escritor 



Hace tiempo que escuché hablar sobre el fenómeno del castrapo, que creo que hay quien también lo llama "chapurreau", que viene a ser una suerte de "gallego castellanizado" presente en algunas áreas de Galicia y, en menor medida, también de Asturias y León. Como cada vez voy conociendo más de la lengua gallega y analizando sus similitudes y diferencias con la lengua portuguesa (y no en vano en el pasado fueron lo mismo, aunque creo que en el presente no), me puse a bichear y encontré esto en youtube :



Valga decir que el último alegato "castelaoista" ya me hizo sospechar más de la cuenta, pues tengo a Castelao como la peor parte del galleguismo, con racismo antiandaluz incluido; cosa que no parecía incomodarle al mediocre muladí Blas Infante, con quien tan bien se llevaba, compartiendo el odio a la Reconquista y al patrocinio de Santiago sobre las Españas.

Con todo, dándome que pensar el vídeo, le consulto a Isaac Courel, un buen amigo del Bierzo, hablante de castrapo. Luego de ver el vídeo, me dice lo siguiente:

"Hay una cosa buena en esto de las lenguas. Cada uno habla como le sale de los cojones sin hacer caso de purismos inquisitoriales como el que exhibe el autor del video. Cuyo propósito, no nos engañemos, es otorgar carnés de mejor o peor gallego en función de la proximidad a su modelo de “gallego puro e ideal”. Eso no existe, como tampoco el gallego normativo de la enseñanza o la televisión gallega que luego nadie habla. Hay tantos idiomas gallegos como hablantes de gallego. Y hay tantas variedades de castellano como hablantes de castellano. Intentar normativizar es un esfuerzo que necesariamente conduce a la melancolía. Al final los esfuerzos de las academias, esos engendros del racionalismo ilustrado, no logran doblar el brazo a lo que el pueblo habla en la calle, siempre van por detrás, siempre se tienen que acabar tragando lo que hay, lo que la gente hace.

Los castellanohablantes de La Coruña no son menos gallegos que los demás por el hecho de no emplear el idioma gallego. Y los que hablan en el Barco de Valdeorras un castrapo más cercano al castellano tampoco por eso dejan de ser gallegos, ni lo son peores, ni hablan peor. En esto de las hablas no hay mejor ni peor, no hay superioridades ni purismos que valgan. Unos dicen cerrar, otros pechar y otros candar, como les salga de la puntalnabo. Lo que importa es entenderse.

Lo perverso es la utilización del idioma con fines políticos. Lo conocemos de sobra con el tema de los nacionalismos: en las Vascongadas, en Cataluña, en Valencia, en Asturias. Es cierto que para los manuales educativos hay que normalizar, y ello filológicamente lleva a la construcción de idiomas artificiales, poco conectados con la realidad a pie de calle o, por mejor decir, a pie de aldea, que es donde se conservan mejor los rasgos peculiares del lenguaje. Esa normalización lleva a la pérdida de riqueza, de peculiaridad, pero no hay otra forma de hacerlo, ésa es la labor de las academias. Lo malo son las imposiciones que desde ello pretendan derivarse.

En el caso del gallego ha habido mucha controversia. Hay incluso una tendencia radical del nacionalismo y del linguismo que propugna que el gallego no existe, que es portugués, y abogan por la desaparición de la Academia gallega y la implantación del portugués como idioma oficial y de enseñanza. Para ellos el gallego, y no digamos ya el castrapo, son idiomas degenerados por la contaminación del castellano. O sea que como ves hay para todo.

Afortunadamente para los que somos amantes de Portugal –y tú lo has sido siempre en gran medida- como de Galicia, sus gentes y sus hablas, estas controversias no llegan a calar en el común de la gente, que sigue hablando como lo hacían sus padres y sus abuelos sin hacer ni puto caso a lo que les enseñan en la escuela, lo que preceptúan las academias o lo que pretenden imponer talibanes como el que ha elaborado ese vídeo.

Un fuerte abrazo, amigo."


Lo primero que dije fue ¡amén! Acto seguido, me acordé de la cantidad de idiotas que intentan versar sobre las hablas andaluzas; unos, diciendo que es un "castellano mal hablado"; otros, escudándose en exotismos orientalistas de las mil y una noches; y ninguno, sin estudiar la presencia de arcaísmos castellanos, los términos que del bable y la fabla trajeron repobladores de distintos puntos del país, y la más que posible interacción con el romance mozárabe. Y por supuesto, sin reparar nunca en las lógicas evoluciones y asimilaciones de la gente; la que como dice mi gran amigo Isaac, al final es la que marca la lengua. Y la mejor forma para darle contenido a una lengua no es la imposición académico-política, sino leerla y escribirla; que así empezaron los regionalistas culturales en el siglo XIX con el Rexurdimento y la Renaixença; hasta que noramala todo aquello se politizó, hasta virarse insufriblemente surrealista.

Y bueno, eso de leer y escribir,  estos tiempos tan progres, oscuros y analfabetos, es decir mucho.