Custodia donada a la ciudad de Úbeda por Doña María de Molina, azafata de Doña María Teresa de Austria. |
notas culinarias
Manuel Fernández Espinosa
PASO
1:
SE ROMPE LA CÁSCARA,
SE BATE EL HUEVO
Y SE DERRAMA EN LA SARTÉN...
SE BATE EL HUEVO
Y SE DERRAMA EN LA SARTÉN...
Lo que en España conocemos como "tortilla
francesa" es tortilla, pero no es francesa. Veamos.
Allá por el mes de junio de 1660 María Teresa de
Austria casaba con Luis XIV de Francia, el Rey Sol. En el séquito de la Infanta
de España que se iba a convertir en Reina consorte de Francia iba una señora de
Úbeda, por nombre Doña María de Molina, en calidad de azafata y cuya
recomendación, entre otras cualidades, era la de ser una excelente cocinera.
Aquí se ve que María Teresa fue precavida y, a la forzosa mudanza de
residencia, no quiso que se le añadiera -a la nostalgia por España- la atroz
nostalgia culinaria. Esta misma Doña María de Molina donaría una preciosa
Custodia a su ciudad natal.
PASO
2:
...Y DALE LA VUELTA (A LA TORTILLA "FRANCESA")
En la corte francesa cuando no estaban jodidos, es que estaban jodiendo.
Todo eran murmuraciones, que de tan desvergonzadas incluso se plasmaron en
folios. Así es como la muy criticona Mademoiselle de Montpensier dejó por
escrito en sus memorias que la Reina María Teresa tenía la dentadura cariada y
renegrida a no más poder y atribuía esta mala nota higiénico-estética al abuso
que nuestra María Teresa hacía del chocolate. Mademoiselle de Montpensier
critica esta especie de adicción al chocolate de su Reina y denigra también los
pasteles de hojaldre que le eran servidos a María Teresa por su azafata doña
María de Molina.
Más tarde el hojaldre, tan español, sería incorporado a la cocina francesa,
atribuyéndolo a novedad introducida por el pintor Claudio Gelée el Lorenés,
pero de eso nada, monada: en 1611 hay españoles que dan buena cuenta del
hojaldre que se hacía en nuestras cocinas mucho antes de llegar ese pintor que
se apropió del invento.
Con lo de la tortilla pasó tres cuartos de lo mismo que ocurriera con el
hojaldre. Muchos remilgos de señorona versallesca, muchos visajes afectados,
chismografía aristocrática, pero lo que en el día llamamos tortilla a la
francesa no era otra cosa que lo que comíamos en España bajo el piadoso
y cenobítico nombre de tortilla a la Cartuja.
Y va a ser que, por el voto de silencio de los cartujos -digo yo- será que a
la postre (nunca mejor dicho), la receta de nuestra tortilla a la Cartuja
se difundiría so la etiqueta de francesa... Por callárnoslas todas y
verlas venir, como si nos la hubiesen descubierto (que viene a ser como enseñar
a un padre a hacer hijos). Pero dejo aquí constancia -con esta nota anecdótica,
histórica y culinaria- de la españolía de esa tortilla tan injustamente llamada
"francesa".
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