Por Manuel Fernández Espinosa
Después de la interesante aportación que hacía nuestro corresponsal portugués, D. Manuel Rezende, sobre el "Jogo do pau", se ha suscitado mucho interés entre nuestros lectores por las artes marciales ibéricas. Es por eso que nos ha parecido muy conveniente indagar y dar a conocer otras artes marciales ibéricas, aun a riesgo de tener que confirmar lamentablemente su extinción. Así es como hemos hallado un curioso "Manual del Baratero, o arte de manejar la navaja, el cuchillo y la tijera de los jitanos", publicado en Madrid el año 1849, en la Imprenta de D. Alberto Goya. El manual aporta una curiosa información relativa a la jerga peculiar de la pelea con navajas. Vaya por delante decir que se entendía por "baratero" aquel "Hombre que de grado o por fuerza cobraba el barato de los jugadores"; era por eso un tipo que tenía que vérselas con morosos o malos pagadores que no siempre estaban dispuestos a satisfacer el pago de la apuesta perdida. En ese caso había que emplear la fuerza y, si el perdedor se resistía navaja en la mano, había que emplear arma blanca.
En la primera mitad del siglo XIX, Albacete ya estaba a la cabeza en la fama de sus navajas, pero se habla de otras ciudades y villas donde florecía la fábrica de navajas: "Albacete, Santa Cruz de Mudela, Guadíj [suponemos que se trata de Guadix], Solana, Mora, Bonilla, Valencia, Sevilla, Jaén y otros muchos puntos tienen maestros de herrería, de cuyas manos salen obras mejor acabadas en ese jénero (sic) que las puede producir el extranjero y que recomendamos a los aficionados...".
"En Andalucía -sigue diciendo el manual- la llaman la "mojosa", la "chaira", la "tea", y en Sevilla a las de mucha lonjitud las del "Santólio", pero entre los barateros de Madrid y otros puntos es conocida con los nombres de "corte", "herramienta", "pincho", "hierro", "abanico", "alfiler" y algún otro". El vocablo "Santólio" es harto expresivo, pues indica la muerte al evocar el sacramento de la extrema unción (el Santo Óleo) que se suministra al cristiano moribundo. Otros nombres que se elencan tienen más pinta de ser eufemismos.
En el libro se describen posiciones y plantas, contragiros, cambios de mano, el "floretazo", el "jabeque o chirlo", el "enfilar", el "desjarretazo", la "plumada" y otras suertes y tretas.
Sobre el cuchillo se afirma que era más usado por la marinería y también usado entre presidiarios. Se recomienda que para luchar con el cuchillo, éste "se toma con la mano derecha y de la manera que mejor acomode al diestro; en el brazo izquierdo se lía la capa, chaqueta o manta, o bien se coloca, como lo hacen los barateros, una red de cañas o un cuero de bastante resistencia, con lo que se paran las puñaladas y se cubre la vista del contrario. La planta no es la misma que se usa en el tiro de navaja, pues en el manejo de cuchillo se coloca el diestro con el brazo y la pierna izquierda sacados al frente del contrario". Se aconseja no cambiar de manos el cuchillo, como sí se hacía con la navaja y se tiene como meta el herir el lado contrario del adversario o lanzar el arma con eficaz tiro: "El cuchillo se lanza al cuerpo del contrario estendiéndole (sic) sobre la palma de la mano y con el mango [h]acia fuera".
En cuanto a las tijeras se apunta que solo los gitanos empleaban este instrumento como arma "sin duda porque generalmente dedicados al tráfico y comercio de caballerías la llevan consigo para esquilar las mulas y pollinos. Hay también esquiladores aragoneses".
"El modo de manejar las tijeras en riña, es igual al del cuchillo que ya hemos explicado; y solo tenemos que añadir que, cogidas por el centro que forman sus cuatro patas cuando están abiertas, la herida que causan es comunmente con las dos puntas, y siempre mortal".
Más adelante se explican particularidades de los "barateros", distinguiéndose entre barateros de tropa, de la cárcel y de la playa. En el mundo este "arte de lucha con navaja" pasa por ser español, aunque deportivamente se emplea en la actualidad el nombre de "Sitra Achra". Este nombre de "Sitra Achra" no parece español, pues es una noción cabalística que viene a significar "la cara oscura de lo divino". Como "Sitra Achra" se practica este deporte en la República Checa, reconociéndose su origen en España. Es en la República Checa donde "Sitra Achra" (o la lucha española con navaja) tiene a uno de sus exponentes más sobresalientes a día de hoy: Martin Cibulka.
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