DORMICIÓN, ASUNCIÓN EN CUERPO Y ALMA Y CORONACIÓN DE MARÍA SANTÍSIMA COMO SEÑORA DE TODO LO CREADO
Texto: Manuel Fernández Espinosa
Fotografías: José Luis Ruano
Queremos compartir cabalmente en estas fechas de agosto, cuando se aproxima la celebración, una escueta aproximación al Misterio de Elche que lo dé a conocer entre nuestros lectores. Al texto le acompañan unas preciosas fotografías de nuestro corresponsal en Alicante, José Luis Ruano, por lo que invitamos a disfrutarlas al final del texto.
"Es, pues, la tragedia imitación de una acción esforzada y completa, de cierta amplitud, en lenguaje sazonado, separada cada una de las especies en las distintas partes, actuando personajes y no mediante relato, y que mediante compasión y temor lleva a cabo la kátharsis de tales afecciones".
Aristóteles, "Poética" (49b 24ss.)
Con esas palabras definía Aristóteles la tragedia griega: la "kátharsis" (purificación) era la finalidad del teatro, pues el teatro siempre ha estado vinculado a la religión: lo mismo en la antigua Grecia que en la Cristiandad medieval. El teatro medieval también encuentra su origen en el ámbito
religioso: de los tropos dialogados en latín se pasó a una mayor complejidad en la escenificación componiéndose los diálogos en lengua vernácula, para que el vulgo pudiera entender la acción, y ocupando, para poner en escena las representaciones, el mismo interior de los templos, después -por ciertas corruptelas que constituían un riesgo de profanación del recinto sagrado- se sacaron esas representaciones dramáticas a las plazas de las iglesias. Incluso un dramaturgo de vanguardia, como Michel De Ghelderode (1898-1962) intentó con algunas de sus obras retornar, al menos escenográficamente, a esos orígenes medievales del teatro europeo.
El “Auto de los Reyes
Magos” es la única obra dramática de la literatura castellana que se fecha a
finales del siglo XII y principios del XIII, reputándose como el origen de nuestro teatro; más tarde, continuando la tradición, vendrían los grandes autos sacramentales de Lope de Vega y Calderón de la Barca. En Castilla estas representaciones
teatrales de temática religiosa se llamaron “Autos”, pero también recibieron el nombre de “Misterios”, como el de Elche. No obstante, parece que el nombre “Misterio”
se reservaba para las escenificaciones de la vida de Cristo, alrededor de dos
ciclos: 1) la Navidad y 2) la Pasión y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo; para las
representaciones teatrales cuyos protagonistas eran los santos se empleaba el
nombre de “Milagros”. Sin embargo, en el Misterio de Elche la escenificación que se realiza tiene como tema central la “muerte”
(dormición), la asunción y la coronación de María. La composición teatral se ha
fechado como pieza de finales del siglo XV y, teniendo en cuenta que lo que se
representa corresponde al penúltimo y último de los Misterios Gloriosos del
Santo Rosario (en el siglo XV el Santo Rosario ya había sido instituido por Santo Domingo de Guzmán) es fácil
entender que en vez de “Milagro” se haya consolidado por la tradición bajo el nombre
de “Misterio”.
El Misterio de Elche se escenifica todos los años en el
interior de la Basílica de Santa María de Elche, coincidiendo con la festividad
católica de la Asunción de María Santísima a los Cielos. El día 13 de agosto comienza la "Alborada" que se celebra extra-muros de la Basílica, encontrando su lugar en los terrados de todas las casas de Elche, allí los vecinos comen sandías y disparan cohetes y petardería; éste será a manera del preámbulo seglar de lo que más tarde será propiamente el famoso Misterio de Elche que consta de dos
partes: la “Vespra” (Víspera) y la “Festa” (Fiesta). Para asombro del público se
emplea una serie de aparatos que producen ciertos efectos especiales, como son el
descenso del ángel por la “mangrana” o la asunción de la Virgen María en el “Araceli”
(altar del cielo).
En la "Víspera", la Virgen María entra en el templo y pide su
muerte para unirse con su Divino Hijo. El ángel desciende y le anuncia que su
petición será llevada a efecto. La Virgen pide también poder despedirse de los
apóstoles antes de expirar. Los apóstoles comparecen y se arrodillan ante la
Virgen que emite sus últimas instrucciones y expira.
En la "Fiesta" la Virgen María, yacente y amortajada, es
venerada por los apóstoles con San Pedro a la cabeza de ellos: los apóstoles y
las discípulas forman el séquito fúnebre y se disponen a llevar a la sepultura a
la Madre de Dios, irrumpen en escena unos judíos que pretenden apoderarse del
cuerpo de la Santísima Virgen, los apóstoles luchan con ellos y los judíos
quedan inmovilizados; ocurre el milagro de la conversión de los atacantes judíos y, una vez
bautizados por San Pedro, los mismos judíos se prestan a ayudar a enterrar a la
Virgen. Pero la Virgen resucitada asciende al cielo en el “araceli” y, a las
puertas de la gloria, sale a recibirla la Santísima Trinidad que la corona como
Señora y Reina de todo lo creado.
El Concilio de Trento prohibió que dentro de los templos se
representara ninguna obra teatral, pero ni ese veto pudo interrumpir el
Misterio de Elche que, en 1632, era aprobado por el Papa Urbano VIII con carácter de excepción. Todavía es más admirable que, durante la II República española
(sobradamente conocida por su anticlericalismo y persecución a la Iglesia
Católica), el mismo presidente Niceto Alcalá Zamora declarara el Misterio de
Elche como Monumento Nacional, corriendo el año 1931. El drama religioso que se representa en Elche es sencillo y grandioso, recupera la catarsis y constituye una de las tradiciones españolas de mayor fama mundial.
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