UN MITO GALLEGO Y SUS VARIACIONES EN ESPAÑA Y EUROPA
Manuel Fernández Espinosa
Uno de los mitos más arraigados en Galicia es el de la "Santa Compaña". Pocos serán los que no hayan escuchado hablar de este mito galaico. Creencia transmitida de padres a hijos, la Santa Compaña es ingrediente del acervo gallego popular. El mito también aparece literaturizado (sit venia verbo) en la novela "El bosque animado" de Wenceslao Fernández Flórez. Álvaro Cunqueiro aporta su propia versión en "Las crónicas del sochantre" trasponiendo el grupo de almas en pena a una Bretaña fantástica. Manuel Murguía y los estudiosos de los mitos, leyendas y tradiciones galaicas la han tratado, aunque algunos de estos eruditos que vivieron en los años finales del siglo XIX y los de principios del XX estaban bajo la influencia nefasta de la Sociedad Teosófica por lo que su comprensión del mito de la Santa Compaña se ve distorsionado por elementos extraños.
Para saber lo que es viene bien una exposición breve y clara, como la que realiza Ana Liste: "La santa compaña está formada por un grupo de ánimas que suelen ir en dos hileras, vestidas de blanco o envueltas en sudarios, con las manos frías y los pies descalzos. Sólo se ven por delante y no se les puede dar la espalda". La creencia es que esta comitiva de ultratumba pasea lo mismo de día que de noche, aunque de día no se le ve y solo puede sentírsela por el escalofrío que provoca su invisible paso, sin embargo hay días señalados en los que pueden aparecérseles a los vivos: en la noche de Todos los Santos y en la noche de San Juan. Su aparición puede ser presagio de futuras defunciones o simplemente surgen de lo invisible ante los aterrorizados ojos de un vivo para relevar al vivo que ha llevado durante un tiempo indeterminado la cruz de guía que abre la macabra procesión.
La Santa Compaña está relacionada con los cruces de camino y, siendo esto así, hay que remontar el mito a las antiguas creencias de los Lares Viales y, para ser exactos, a los Lares Compitales, suerte de dioses que presidían las encrucijadas o acompañaban a los viajeros por los caminos. Aunque empleemos el nombre latino, el nombre no sería más que la lectura romanizada de tradiciones ancestrales propias de los pueblos peninsulares que se asemejarían a las romanas. Xosé Carlos Bermejo Barrera establece una relación entre los Lares Viales y la Santa Compaña, en estos términos.
"Os Lares Viales son uns deuses de carácter funerario e psicopompo, é decir, que están encarregados de conducir ás almas dos mortos ao Hades. Réndeselles culto nas encrucilladas, onde se supón que converxen as almas dos mortos. Nelas erguéronselle moimentos como o Hermathena de Amorín (Pontevedra), constituídos por unha coluna rematada por unha cabeza con dobre ou triple face, na que se realizaban libacións -ofrendas líquidas- de aceite ou doutros produtos".
[Aunque puede leerse, traduzco: "Los Lares Viales son unos dioses de carácter funerario y psicopómpico, o sea, que están encargados de conducir a las almas de los muertos al Hades. Rendíaseles culto en las encrucijadas, donde se suponen que convergían las almas de los difuntos. En ellas se erigieron monumentos como el Hermathama de Amorín (Pontevedra), constituidos por una columna rematada por una cabeza con doble o triple rostro, en la que se realizaban libaciones -ofrendas líquidas- de aceite u otros productos"].
El "Hermathena" era una estatua parecida al "herma". El "herma" consistía en un pilar sobre el que se colocaba la cabeza de Hermes. Hermes o Mercurio era divinidad que también cumplía funciones relativas a la custodia de los caminantes, debido a su especial protección del comercio (y de los ladrones). El Hermathena de Amorin, al que se refiere Bermejo Barrera podría representar, si es de dos cabezas a Jano o bien a Mercurio y Minerva, si fuese de tres hay que pensar en Hécate, diosa griega de la brujería y reina de los muertos, así como diosa de las encrucijadas: la Trivia romana. La diosa triple -Hécate- tiene también su plasmación en las tres diosas del destino: Moiras griegas, Parcas romanas, Nornas nórdicas y la Morrigan céltica. Shakespeare las presentó bajo el aspecto de las tres brujas que le predicen oracularmente el destino a Macbeth, al inicio de su tragedia homónima.
Bermejo Barrera termina concluyendo con estas palabras:
"Se pensamos no folklore actual da encrucillada, á que acude a Santa Compaña, agrupación das almas dos difuntos que non están corectamente integradas no mundo dos mortos, xa que non están nen no ceo nen o inferno, senón nun lugar intermedio, o purgatorio. E se temos en contra a existencia dos cruceiros, colunas similares á mencionada anteriormente, aínda que coroadas por un crucifijo, veremos que as coincidencias son dun grande interés e que nos permiten establecer claramente o paralelo entre a relixión antiga e o folklore contemporáneo, ao que xa fixéramos mención".
["Si pensamos en el folklore actual de la encrucijada, a la que acude la Santa Compaña, cofradía de almas de difuntos que no están correctamente integradas en el mundo de ultratumba, ya que no están ni en el cielo ni en el infierno, sino en un lugar intermedio o purgatorio. Y teniendo en cuenta la existencia de los cruceiros, columnas similares a la mencionada más arriba, aunque coronadas por un crucifijo, veremos que las coincidencias son de un gran interés y que nos permiten establecer claramente el paralelo entre la religión antigua y el folklore contemporáneo, al que ya hacíamos referencia"].
Sin embargo, aunque ha sido Galicia el reino que mejor ha conservado leyendas de la Santa Compaña, el fenómeno de la comitiva de ultratumba está sobradamente documentado en toda la Península Ibérica, de norte a sur y de este a oeste. Veamos, a título de somero repaso: con diversos nombres como Hueste, Güestia, Güéspeda, Estadea, Estantigua, Santa Bovia, la encontramos en Asturias, en León, en Extremadura y Castilla, en las Hurdes se le llama la "Genti de Muerti" o "El Cortejo de la Gente Muerta". En lo que respecta a las tierras meridionales podemos citar una tradición y también una leyenda local recogida por nosotros mismos el año 1998 y publicada en la revista ÓRDAGO (reproduzco la leyenda abajo) y, en cuanto al otro caso de "cortejo de ultratumba" en Andalucía, baste nombrar al llamado "El Blanco Cortejo" que refiere la famosa tradición jiennese del descenso de la Virgen María a la ciudad de Jaén en la noche del 10 al 11 de junio de 1430, del que existen incluso las declaraciones juradas de los testigos que pudieron ver un cortejo celestial procesionar por las calles de la collación de San Ildefonso de Jaén.
La Santa Compaña puede también relacionarse con la llamada "cacería salvaje" nórdica, el alamán Wōđinaz, mito del folclore europeo presente en los países nórdicos y célticos: una horda espectral que recorre el mundo, a la cabeza de la cual va Odín. Algunos han visto en este mito una traslación de las cofradías de guerreros iniciados bajo el signo del oso o del lobo. Hay que señalar que, como bien indica el erudito y ocultista sueco Thomas Karlsson, Odín está relacionado con el lado oscuro, como dios de los ínferos donde habitan los muertos. La leyenda de la "cacería salvaje" se transfiguró con el cristianismo, poniendo al frente de la misma a personajes tan varios como Teodorico el Grande, Carlomagno, el Rey Artús, Valdemar Atterdag Rey de Dinamarca o, en Cataluña, el conde Arnau.
LA COMPAÑA DE LA DEVOTA (Leyenda tosiriana). *Tosiriano: gentilicio de las gentes de Torredonjimeno (ciudad del reino de Jaén).
Se trata de un relato basado en una leyenda oral que recogimos
para la revista ÓRDAGO de Torredonjimeno. Demuestra a grandes rasgos que la
Santa Compaña no es creencia exclusiva de las tierras del norte español en que
se la conoce como Santa Compaña, Estantigua, Hueste... La leyenda se la escuché a doña
Juana Ortega Serrano (q.e.p.d.) que a su vez decía haberla escuchado contar a Carmen "la
Raimunda" ("rezadora") cuando en las tardes ambas mujeres solían
juntarse para coser juntas, como tenían por costumbre después del rezo del
Rosario. He dado forma literaria al relato. Dice así:
"Hace mucho tiempo, una tosiriana quiso ir a Jamilena, para
cumplir una piadosa promesa que tenía hecha a Nuestro Padre Jesús. Su marido le
negó rotundamente que marchara al pueblo vecino, pues no veía con buenos ojos
que su cónyuge se fuera sola y a su aire por los caminos, no estando él
dispuesto a acompañarla, pues el esposo tenía cosas mejores que hacer en la
taberna.
La esposa, sabedora de las costumbres de su marido, aguardó a
que éste se fuese a la taberna y, en ausencia de él, salió de la casa y tomó la
trocha de Jamilena a grandes zancadas, para cumplir su promesa. Pensaba la mujer
que le daría tiempo a ir y volver de excuso, sin que su esposo lo
advirtiera.
Pero la fatalidad dispuso que, una vez cumplido su voto, una
tormenta retrasara la hora de su regreso al hogar. Ese retraso dio al marido el
tiempo justo para regresar al hogar, pero al no encontrar seña alguna de su
mujer, comenzó a buscarla, llamándola a grandes voces mientras crecía su
enfadado. Nadie le respondía y sospechó que su costilla, desobedeciendo su
mandato, había ido a Jamilena a sus espaldas. Su cólera aumentó y ciego de ira,
tan sólo pensaba en castigar el desacato, propinándole a la pobre unos sopapos.
Marchó el varón al encuentro de su mujer por la vieja trocha que era la que los
promitentes y todo viandante tomaba para ir a Jamilena.
La tormenta se disipó, amainó el aguacero, y apremiada por el
temor a su marido, la mujer retornaba a Torredonjimeno por la trocha, consciente
de su retraso, apretando el paso y encomendándose a las benditas ánimas del
purgatorio. Esperando que se aplacara el chaparrón se le había cerrado la noche
a la buena mujer, y cuando pudo emprender el regreso rezaba para que su marido
se hubiera acostado sin que se le ocurriera preguntarse dónde estaba ella.
Asustada y a oscuras, la mujer chapoteaba en los charcos que la lluvia había
formado sobre el sendero.
Por fin, marido y mujer se encontraron en un hito del camino.
El varón le dijo: "No te voy a dar una paliza, porque viene mucha gente
contigo".
La mujer, extrañada, se giró y, sin ver a nadie, preguntó:
"¿Pero de qué gente hablas?". El marido le contestó, temblándole la voz al ver
de cerca a la rumorosa compaña de su esposa: "¿Pero es que no los ves? Todos
esos que vienen con velas detrás de ti".
Y es que el hombre estaba viendo a las benditas ánimas del
Purgatorio que, envueltas en sus sudarios, con los cirios en sus manos y
gimiendo oraciones, venían en procesión en pos de la devota mujer, custodiándola
para evitar el escarmiento que el marido quería hacer en ella."
BIBLIOGRAFÍA:
-Álvaro Cunqueiro, "Las crónicas del sochantre" (novela). Este autor es muy recomendable y en su vasta obra literaria pueden encontrarse muchísimas referencias en artículos a las tradiciones galaicas con sus respectivas vinculaciones al mundo celta irlandés y bretón.
-Wenceslao Fernández Flórez, "El bosque animado" (novela).
-Ana Liste, "Galicia: brujería, superstición y mística" (ensayo), Penthalon Ediciones, 1987.
-X. C. Bermejo Barrera, "A cultura castrexa", publicado en "Historia de Galiza" (varios autores), Caixa de Aforros de Galicia/Caja de Ahorros de Galicia, Editorial Alhambra, 1980. (Historia)
-Fernando Sánchez Dragó, "Gárgoris y Habidis: una historia mágica de España" (ensayo).
-Thomas Karlsson, "Uthark. Nitghtside of the Runes".
-Thomas Karlsson, "Uthark. Nitghtside of the Runes".
-Leandro Carré Alvarellos, "Las leyendas tradicionales gallegas" (recopilación de leyendas).
-Vicente García de Diego, "Antología de leyendas" (recopilación de leyendas).
-Juan Montijano Chica, "El Blanco Cortejo", Premio de la Excma. Diputación Provincial de Jaén en el Certamen Literario organizado por el Instituto de Estudios Giennense, con motivo del III Año Jubilar de Nuestra Señora de la Capilla, Patrona de la Ciudad, Jaén, 1961.
-Luis Gómez López y Manuel Fernández Espinosa, ÓRDAGO, revista cultural de Torredonjimeno. Para información relativa a esta revista impresa, el lector puede contar con EL BLOG DE CASSIA que acoge artículos de temática muy variada.
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