Tamboril y flauta portugués: en tierras de Miranda, Tras-Os-Montes |
¿RESIDUOS ÉTNICOS DE UN PRIMITIVO CHAMANISMO DESAPARECIDO?
Manuel Fernández Espinosa
Una de las constantes en folklore ibérico es el tamboril y la flauta. Desde el pito y el tamboril rocieros en Landaluzía hasta el "txitu ta barrika" euskéricos, pasando por la gaita extremeña, la gaita charra de Salamanca, la chifla leonesa, el chiflo aragonés, el flabiol catalán... Y en Portugal también se ha conservado esta modalidad del folklore musical, en el Alentejo meridional y en esa reserva ancestral del norte lusitano que es Tras-os-Montes. En todas las manifestaciones que han llegado a nuestros días el personaje del tamborilero es a la vez el que sopla la flauta de tres orificios que tañe con una sola mano -normalmente la izquierda-, mientras que con la otra percusiona el tambor. Este dúo instrumental en un solo hombre no sólo se le encuentra en la Península Ibérica, también podemos encontrarlo en el Tambourin-Flûte europeo. Existe constancia de tamborileros en manuscritos medievales como el de las Cantigas de Santa María, compuesto durante el reinado de Alfonso X El Sabio (1221-1284). Sin embargo, ¿pueden remontarse sus orígenes a edades más remotas? ¿De dónde puede venir esta tradición ancestral del tamboril?
Vamos a observar en primer lugar el primitivismo de los instrumentos musicales: un instrumento de percusión (el tamboril) y otro de aire (flauta de tres agujeros). Ambos instrumentos universales son considerados como los más antiguos. Aunque un reciente estudio desmantelaba la hipótesis de que una flauta de hueso fuese uno de los hallazgos reputados como el ejemplar más antiguo del mundo, es innegable que se han descubierto otras flautas de hueso prehistóricas. Dejemos a los historiadores y científicos ponerse de acuerdo en sus fechas danzarinas, lo que importa es atestiguar su antigüedad.
Esta antigüedad viene avalada por toda una profusa literatura que atribuye orígenes míticos a la flauta, desde la siringa o flauta de Pan (constituida por varios tubos) hasta el "aulós" (flauta doble), cuya invención se atribuía míticamente, entre otras divinidades, a Atenea. Sin entrar en la compleja trama de mitos que con tanta frecuencia se contradicen los unos a los otros, baste decir que el hecho de que el sátiro Marsias retara (con su flauta) a Apolo (éste con su lira) indica que en lo concerniente a la flauta estamos ante un instrumento de naturaleza más dionisíaca y orgiástica, aunque también fúnebre (como ponen de manifiesto algunos relieves funerarios en que auletas tañen su instrumento en honor del difunto, tales los relieves turdetanos de Osuna o el de Torredonjimeno).
La flauta se ha relacionado con la magia mucho antes de la composición y estreno de la genial ópera bufa de Mozart, titulada no por casualidad, como "La flauta mágica"; en el orden de ejecutarse con ella efectos mágicos (p. ej. de fascinación) podríamos remitirnos a la famosa historia de "El Flautista de Hemelín", cuento que compilaron los hermanos Grimm, pero -no se olvide- basado en una antigua historia medieval sucedida en la Baja Sajonia, en las postrimerías del siglo XIII, y que ha sido interpretada desde muchos enfoques.
El tamboril -la otra parte del dúo folklórico- tiene una antigüedad no menos acendrada que la flauta. El tambor es uno de los objetos que caracterizan al chamán en casi todos los ámbitos primitivos donde se hallan manifestaciones de chamanismo o vestigios de ello.
El historiador de las religiones Couliano piensa, con Eliade, que "El chamanismo no es, propiamente hablando, una religión, sino un conjunto de métodos extáticos y terapéuticos ordenados a obtener el contacto con el universo paralelo, aunque invisible, de los espíritus y el apoyo de estos últimos en la gestión de los asuntos humanos. Aunque se manifiesta prácticamente en las religiones de todos los continentes y en todos los niveles culturales". En ese sentido, el tambor chamánico es uno de los objetos que componen los trebejos del chamán, éste lo fabrica de la madera de un árbol que simboliza el árbol cósmico. Horst Kirchner interpretó ciertas figuras pictóricas de Lascaux como escenas chamánicas, en las que llegó a ver incluso la baqueta del tambor. El tambor es uno de los medios con los cuales los chamanes reclaman el "éxtasis", desempeñando un importante papel en la preparación del trance.
Aunque la figura del tamborilero-flautista que sobrevive en la cultura hispánica se relacione a primera vista con el folklore y la celebración festiva, es imposible disociar su función, sus instrumentos y sus ritmos de toda la carga ancestral de prácticas primitivas que, todavía hoy, no dejan de estar relacionadas con eventos religiosos de considerable magnitud, como la romería de la Virgen del Rocío.
No vemos tan descabellado encontrar en nuestro tamboril y flauta ibéricos un rezago de las más ancestrales modalidades de chamanismo primitivo, aunque -es lógico- marquemos las legítimas distancias. No sería el único elemento que se nos ha conservado de este tipo de prácticas, como he puesto de relieve en el artículo "Un obispo volador de Jaén: La leyenda del vuelo mágico del Obispo y el Santo Rostro".
Enlace a una audición de "Chamanes de Siberia, cantando desde el fondo del alma", RUSSIA BEYOND THE HEADLINES
La flauta se ha relacionado con la magia mucho antes de la composición y estreno de la genial ópera bufa de Mozart, titulada no por casualidad, como "La flauta mágica"; en el orden de ejecutarse con ella efectos mágicos (p. ej. de fascinación) podríamos remitirnos a la famosa historia de "El Flautista de Hemelín", cuento que compilaron los hermanos Grimm, pero -no se olvide- basado en una antigua historia medieval sucedida en la Baja Sajonia, en las postrimerías del siglo XIII, y que ha sido interpretada desde muchos enfoques.
El tamboril -la otra parte del dúo folklórico- tiene una antigüedad no menos acendrada que la flauta. El tambor es uno de los objetos que caracterizan al chamán en casi todos los ámbitos primitivos donde se hallan manifestaciones de chamanismo o vestigios de ello.
El historiador de las religiones Couliano piensa, con Eliade, que "El chamanismo no es, propiamente hablando, una religión, sino un conjunto de métodos extáticos y terapéuticos ordenados a obtener el contacto con el universo paralelo, aunque invisible, de los espíritus y el apoyo de estos últimos en la gestión de los asuntos humanos. Aunque se manifiesta prácticamente en las religiones de todos los continentes y en todos los niveles culturales". En ese sentido, el tambor chamánico es uno de los objetos que componen los trebejos del chamán, éste lo fabrica de la madera de un árbol que simboliza el árbol cósmico. Horst Kirchner interpretó ciertas figuras pictóricas de Lascaux como escenas chamánicas, en las que llegó a ver incluso la baqueta del tambor. El tambor es uno de los medios con los cuales los chamanes reclaman el "éxtasis", desempeñando un importante papel en la preparación del trance.
Aunque la figura del tamborilero-flautista que sobrevive en la cultura hispánica se relacione a primera vista con el folklore y la celebración festiva, es imposible disociar su función, sus instrumentos y sus ritmos de toda la carga ancestral de prácticas primitivas que, todavía hoy, no dejan de estar relacionadas con eventos religiosos de considerable magnitud, como la romería de la Virgen del Rocío.
No vemos tan descabellado encontrar en nuestro tamboril y flauta ibéricos un rezago de las más ancestrales modalidades de chamanismo primitivo, aunque -es lógico- marquemos las legítimas distancias. No sería el único elemento que se nos ha conservado de este tipo de prácticas, como he puesto de relieve en el artículo "Un obispo volador de Jaén: La leyenda del vuelo mágico del Obispo y el Santo Rostro".
Flauta y tamboril rociero
Txistu at barrika
Consagración, Tamboril Maragato
Enlace a una audición de "Chamanes de Siberia, cantando desde el fondo del alma", RUSSIA BEYOND THE HEADLINES
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