domingo, 1 de marzo de 2015

LA TRAGEDIA PERPETRADA POR LOS MORISCOS

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Martirio del P. Marcos Criado
 
CRÍMENES MORISCOS EN LAS ALPUJARRAS
 
Año 1568, Granada:

En este dicho año de quinientos y sesenta y ocho, a veinticuatro días del mes de diciembre, víspera de la Navidad de Cristo Dios nuestro, en la noche se levantaron los moriscos del reino de Granada, y la causa del levantamiento, fue lo primero por haberles mandado que no hablasen algarabía, sino lengua castellana y que vistiesen traje castellano, lo cual a ellos era muy duro y pesado de llevar, y lo otro porque a don Fernando de Valor, morisco y veinticuatro de Granada, le quitó un alguacil una daga, lo cual habían todos los moros sentido en sumo grado, porque lo tenían por cabeza y señor, atento que descendía de alta prosapia, y disimulando este agravio, los moros algunos días propusieron la venganza de los de Granada, y todos y para más bien atraer los negocios a su cómodo efeto, fingieron querer hacer un hospital en el Albaicín, para que se curasen los enfermos, y con aquella astuta cautela, hacer una muy buena casa, a donde se juntasen todos los moriscos, a hacer sus conciertos y tratos de rebelión
, y se juntaron muchas veces, a aquél nefando cónclave para concluir a aquella pasión, que tan arraigada la tenían en sus corazones, y allí juraron por rey y señor a don Fernando de Valor, y luego escribieron muchas cartas a todos los moriscos del reino, y los demás ducados y marquesados, hasta el reino de Valencia, animándoles a ellos, prometiéndoles muchos bienes y riquezas de los cristianos, puniéndoles por delante la libertad que ternían, felice y dichosa.

Ansímismo escribieron muchas cartas, a muchos reyes moros de Berbería, pidiéndoles su favor y ayuda, ofreciéndoles muchos bienes y riquezas del reino de Granada, y de toda España, lo cual alcanzarían con mucha facilidad, porque ellos eran más de trescientos mil moros en España y con su ayuda sería presto, puesta en su poder, y ansí todo esto determinado y concertado como se habían de levantar, comenzó a se levantar toda el Alpujarra, la noche de Navidad del dicho año, matando cuantos cristianos hallaban en las iglesias en maitines, haciendo grandes sacrificios en los sacerdotes con inumiosas muertes, corrompiendo muchas doncellas, y particularmente en Oxixar, que es cabeza del Alpujarra, adonde acaeció un caso el más estraño y horrible que los nacidos han oido ni visto, y fue que aquellos sacrílegos sayones presinaron a un prior de allí, con una navaja muy aguda por la cara, y sienes y cabeza, haciéndole la señal de la cruz, haciendo mucho vituperio de la ley cristiana, tiniéndola en muy poco, y prendieron al escribano y a su mujer, y a él le amarraron a un palo junto a la iglesia, y estando allí atado, truxeron a su mujer, y se echaron con ella en su presencia cuantos moros quisieron, por dalle mayor dolor, siendo como era una señora muy principal, y hecho este lividinoso caso en su presencia, luego le dieron muerte al escribano, con un género de tormento, cual suelen aquellos bárbaros inhumanos hacer con los cristianos, y fue, que le cortaron todos sus miembros uno a uno, por más le agravar el dolor y hecho este estrago, tomaron el camino de Granada para se levantar con los del Albaicín, y cayó tanto número de nieve, que no pudieron allegar a Granada, y ansí se volvieron a sus lugares, y otro día de noche, primer día de Pascua, entraron en Granada, los moros del Alpuxarra por la puerta Fajaláz ques en el Albaicín cantidad de trescientos moros armados, y mataron a la guarda de la puerta, y le cortaron un brazo, y entraron en la plaza larga, y pregonaron el Alcorán y le rompieron la botica a un cristiano, y si lo hallaran muriera sin duda…”


Del libro "Sumario de prohezas y casos de guerra ..." de Juan de Arquellada, respetando la grafía original del texto.

"...prendieron al escribano y a su mujer, y a él le amarraron a un palo junto a la iglesia, y estando allí atado, truxeron a su mujer, y se echaron con ella en su presencia cuantos moros quisieron, por dalle mayor dolor, siendo como era una señora muy principal, y hecho este lividinoso caso en su presencia, luego le dieron muerte al escribano, con un género de tormento, cual suelen aquellos bárbaros inhumanos hacer con los cristianos, y fue, que le cortaron todos sus miembros uno a uno, por más le agravar el dolor."
 
 
SANTO MARCOS CRIADO, MARTIRIZADO POR LOS MORISCOS

Marcos Criado nació en Andújar, el año 1522, y desde niño tuvo una grande devoción a la Santísima Virgen de la Cabeza. Huérfano de madre muy niño, se consagró a la Santísima Virgen María en su advocación de Virgen de la Cabeza. Profesó como trinitario y estudió hasta su ordenación sacerdotal. Destacó pronto como gran predicador, propagando la fe por los pueblos de Andújar, Ronda, Jaén y Úbeda. Los Obispos de Guadix y Almería pidieron a los trinitarios tres o cuatro misioneros para convertir a los moriscos de las Alpujarras. En Úbeda, los Padres Marcos Criado y Pedro de San Martín se presentaron voluntarios para evangelizar a los moriscos con riesgo de sus vidas.

Marcos Criado y Pedro de San Martín partieron de la ciudad de Úbeda. Pedro iría a Almería y Marcos a Guadix. El P. Pedro murió repentinamente poco después de empezar su misión. El P. Marcos queda solo. Después de presidir el funeral de su hermano Pedro, parte a la parroquia de la Peza, en Granada.

Desde la parroquia de la Peza, el P. Marcos comienza la empresa apostólica que se le había encomendado, visitando pueblos cercanos: catequizando a los niños, visitando a los enfermos, predicando y confesando. En la parroquia de la Peza le dan una soberana paliza, para que desista de su empeño. En la Sierra de Filabres es nuevamente apaleado, y dándole por muerto, los moriscos lo abandonan; pero se recobra. Empiezan los primeros conatos de la revuelta morisca: pueblos cristianos de la Alpujarra son arrasados, los templos profanados, las mujeres violadas y los cristianos asesinados despiadadamente.

El P. Marcos decide hablar con Aben Cotha, un cabecilla de moriscos. Cuando se realiza la entrevista, el P. Marcos le pide a Aben Cotha que respete a los cristianos. El cabecilla levantisco manda que lo amarren a un caballo y lo arrastren. Después de arrastrarlo y, dándolo por muerto, abandonan al trinitario en un camino.

Después de los martirios de los sacerdotes de Vera, el P. Marcos Criado tiene que huir de Cadiar para evitar la muerte, volviendo a la Peza. Aben Humeya, por otro nombre Fernando de Valor, se levanta en la Navidad de 1568.

El 22 de septiembre de 1569, el P. Marcos, tras celebrar Misa manifestó a toda su feligresía que quería dar la vida por Cristo. Un grupo de moriscos irrumpe en el templo. El P. Marcos Criado les habla. Los energúmenos lo sacan a golpes y lo llevan a las afueras del pueblo donde había muchos más. Lo torturan buscando que reniegue de Cristo, el P. Marcos sólo les respondió una cosa, en medio de aquellos tormentos: “¿Renegar de Cristo? ¡Jamás!”.

Sin dejar de golpearlo e insultarlo, lo amarran a una encina con los pies al aire. Durante los días 22, 23, 24 y 25 de septiembre permaneció allí colgado, mientras sus verdugos se mofaban de él y esperaban verlo morir.

El día 23, el Padre Marcos comenzó a cantar salmos y fue apedreado hasta que creyeron que había muerto. Pero el 24, cuando volvieron a descolgarlo, vieron que todavía vivía tratando de articular alguna palabra en su agonía. Subió el día 25 a la gloria de Dios, después de que un morisco le abriera el pecho y le extrajera el corazón.

Pese a la prodigiosa resistencia a la muerte que había mostrado a lo largo de su misión y las palizas que le habían dado, todavía fue mucho más impresionante al ofrendar su vida a Cristo, pues una vez sacado el corazón de su pecho generoso, de aquella víscera sanguinolenta irradiaba un resplandor, y sobre la carne se podía leer el anagrama de Jesús -J.H.S.-. Sus verdugos moriscos retrocedieron, asustados. Algunos cayeron en tierra y muchos se convirtieron ante el prodigio. La comunidad cristiana recogió los sagrados despojos del mártir de Cristo y su corazón. Y muy pronto en aquellos pueblos empezaron a llamarlo Santo Marcos.

Corría el año 1569. El P. Marcos tenía 47 años de edad cuando subió al cielo con la palma del martirio. Llevaba 33 años profesando como trinitario. Durante siglos se le veneró en aquel pueblo alpujarreño y, ya en 1899, Su Santidad León XIII lo elevó a los altares.

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