Recopilación y comentarios a cargo del historiador Antonio Moreno Ruiz.
-Y vamos de norte a sur y con lo que haga falta por nuestras Españas. Las seguidillas, canciones españolas tan características como animadas, acompañadas de efusivas y bonitas danzas, están extendidas por toda la Piel de Toro y tal cual llegaron a las Islas Canarias y también saltaron hacia América:
Castañuelas, guitarras, bandurrias, laúdes y almireces pueden acompañar unas letras que, ante las cosechas y las fiestas patronales, suelen tratar temas amorosos, jocosos o agrícolas, siendo el baile por parejas, y siendo la métrica de rima corta y constante; lo cual es una suerte de atavismo en la historia de nuestra poesía, como refería el gran historiador Ramón Menéndez Pidal, y que a su vez, coincide entrañablemente con los esquemas de las jarchas mozárabes y las cantigas galaico-portuguesas.
Y concretando en La Mancha, se considera que estas seguidillas son el antepasado de las sevillanas, las cuales a su vez, como la marinera y la zamacueca del Perú, las verdiales malagueñas o los trovos alpujarreños, están teñidas de fandango antiguo; por lo que al final, todo acaba quedando en nuestra hispana casa.
Así las cosas, quedémonos en quijotescas tierras y disfrutemos de su rico y característico sabor:
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